Un artista no debería preocuparse por el precio de sus obras, sino por el valor de su nombre y arte. Una manera de elevar el valor de un artista es creando colecciones y no piezas independientes.
Imaginemos un talentoso y trabajador escritor que día a día escribe pequeñas historias, narraciones emocionantes, cautivantes, incluso deslumbrantes. Escribe mucho, aunque ciertos días se enfrenta a la incógnita de qué escribir; en ocasiones su trabajo no tiene sentido, rumbo, sin querer consigue perderse ante y entre su propio talento. El problema del escritor no es la carencia de vocación u horas de empeño, sino la falta de algo mayor.
Si estuviera escribiendo una novela, empresa más compleja y ambiciosa, su visión sería distinta, cada día avanzaría con un propósito definido, se permitiría adentrarse sin enfrentarse constantemente a pequeñas historias. Ganaría lectores, se ayudaría con editoriales, se posicionaría en la industria.
Lo mismo podría sucederle a un artista plástico: crear obras en vez de una colección.
Muchos artistas pintan sin sentido, sin rumbo, sin visión; esto no les resta talento, pero tampoco les suma en el largo plazo, porque sus piezas son independientes, no parte de algo mucho mayor. Generalmente crean lo que se les ocurre ese día, esa semana, ese mes. Temáticas variadas: un personaje, una pareja, un abstracto, un paisaje, un desnudo… Técnicas dispersas: óleo, acrílico, mixta, lápiz, carboncillo…
No basta con producir una obra espectacular, se requiere una colección. Sucede en muchas industrias: en moda no se diseñan prendas, sino temporadas; en música no se producen canciones, sino álbumes.
Es tremendamente difícil crear algo espectacular, memorable y trascendental en poco tiempo… pero no en semanas, meses o años.
Como dijo Vargas Llosa, “la característica de una buena novela es la extensión”.
Qué es una colección
Es una serie limitada de obras de arte (pinturas, esculturas, etcétera). Permite al artista, al galerista, al coleccionista, al espectador, al crítico, a los medios, tener claridad de discurso, temática, intención y congruencia sobre la propuesta artística.
Una colección es en sí un modelo de negocio que cualquier artista debería conocer, entender, comprender, aplicar y adoptar.
Porque crear arte es fácil, vivir de él es complicado. Esperar que “alguien” (¿quién?) algún día (quizá nunca) vea la obra y descubra al próximo Picasso es casi utópico. Vender piezas independientes es, desafortunadamente, el estándar para una vasta mayoría de artistas, sin embargo hagamos una pausa, reflexionemos y preguntémonos ¿pieza por pieza se llega a ser un artista consolidado?
Cómo desarrollar una colección
Podemos agrupar el proyecto en dos áreas: artística y administrativa.
1. Artística
- Discurso. Definir qué se quiere expresar; redactar un borrador, podría tomar algunos días o semanas, es importante releerlo y reescribirlo las veces que sea necesario. El discurso, en mi opinión, no debería ser compartido con familiares o amistades, ellos no sienten lo mismo que el artista y puede ser incomprendido; debería, en mi opinión, compartirse con su galerista, ya que juntos saldrán al mercado -y al mundo- a mostrar y ofrecer la colección. En teoría, ningún art dealer debería ofrecer y/o vender lo que no le gusta, lo que no entiende.
- Estilo. Un artista es consolidado si tiene un estilo consolidado. La colección permite definir, acentuar y reforzar el estilo característico del artista. Es un gravísimo error manejar varios estilos, imaginemos un hiperrealista pintando abstractos.
- Técnica. No experimentar, por ejemplo: óleo sobre tela y lápiz sobre papel.
- Paleta. Homogeneidad y personalidad visual.
- Formato. Chico, mediano, grande, mixtos.
- Cantidad. Aproximada o exacta, de obras para lograr dicha serie, de lo contrario se corre el riesgo de crear sin lograr expresar lo que se pretendía, o hacer demasiado siendo innecesario. Supongamos que el artista quiere pintar personas que admira, y concluye que son 15, obviamente esto determina la cantidad de obras, es claro que 5 no son suficientes y que 25 no requiere.
2. Administrativa
Para conocer el costo de la colección se deben precisar: cantidad de obras, producción, costos, gastos y valor del tiempo.
- Producción. El artista es el único que conoce su “ritmo” de trabajo ¿cuánto produce,1 obra al día, 1 cada 3 días, 1 por semana, 1 en 15 días, 1 por mes? Saber esto determinará el tiempo requerido (con espacios para descansar) para concluir. Esto ayuda a tener horarios definidos, a no ser creativo solo en momentos de inspiración. Se debe establecer una fecha para concluir.
- Costos. Pinceles, pinturas, telas, bastidores, gesso, etcétera. Supongamos que el costo de un cuadro sea 50 dólares, y que la serie será de 15, la inversión será de 750 dólares en materiales.
- Gastos. Comidas, luz, internet, estudio, gasolina, etcétera.
- El valor del tiempo. Es indispensable ponerle un valor al tiempo del artista ¿cuánto vale su semana de trabajo? Se debe ser realista y no ponerse un valor demasiado alto, la ganancia está en la venta de obras, no en un salario.
Ejemplo ficticio
- Cantidad de obras: 15.
- Tiempo de producción: 3 meses (5 mensuales).
- Costo de materiales: 750 dólares
- Gastos: 1,000 dólares.
- Valor del tiempo del artista: 2,700 dólares por 3 meses (300 USD semanales).
Costo de la Colección: 4,450 dólares
El costo unitario de cada pieza (15) es de 297 dólares.
Normalmente lo más económico son los costos, después vienen los gastos, siendo lo más caro el tiempo del artista.
Buenos precios con sus respectivos porcentajes de utilidad serían: 594 USD (100 %) 891 USD (200%) y 1,188 USD (300%).
Costo y precio
En la industria del arte no se determinan los precios con base en costos y porcentajes de utilidad, sino a través del valor percibido. Costo es lo que cuesta elaborar la colección. Precio es la cantidad de dinero que se espera se pague por una obra. Valor es percepción sobre el artista y su arte.
El precio no debería cambiar dependiendo del mercado, quien diga “no vale lo mismo una obra de arte en una ciudad pequeña que en una de las principales del mundo”, está equivocado, pueden cambiar los mercados, pero los valores no. Es importante destacar que no vale lo mismo una obra de arte en manos de un comprador que quiere decorar que en manos de un coleccionista que valora una colección bien hecha.
Un artista no debería preocuparse por el precio de sus obras, sino por el valor de su nombre y arte. Una manera de elevar el valor de un artista es creando colecciones y no piezas independientes.
Recapitulemos
Una colección es un conjunto de piezas producidas en cierto tiempo bajo un concepto definido, dicha producción tiene un valor en el mercado.
Es interesante que, a diferencia de otras industrias, lo generado no pierde su valor en el largo plazo (siempre y cuando el artista se mantenga en el mercado, por supuesto).
Sobrevivir en la industria implica que el artista sea emprendedor, que opere una fábrica y no -románticamente- un estudio… los ateliers producen piezas, las colecciones ameritan estructura.
Una colección permite aumentar el valor de un artista y su arte, ya que pertenece a un proyecto más elaborado y limitado, justificando y respaldando los precios de sus obras.
Escrito por Hector Díaz para El Economista
*El autor es fundador y director de Héctor Díaz Gallery.