La Fundación Jorge Marín, en colaboración con un grupo de patrocinadores, inaugurará el próximo 24 de noviembre la exposición Diacronías en el Parque La Mexicana ubicado en Santa Fe, Ciudad de México. Se trata de un reconocido espacio recreativo y ecológico en el poniente de la capital, cuyas vanguardistas instalaciones reciben mensualmente a más de 200 mil visitantes (30 por ciento de los cuales son niños). La exhibición, que permanecerá hasta el 27 de febrero del 2022, consta de siete esculturas monumentales de bronce, marcadas por el virtuosismo técnico y la armonía que caracteriza la obra de Jorge Marín.

NOVIEMBRE / 2021 – FEBRERO / 2022

Este conjunto de piezas refleja un apego a los cánones clásicos en lo que respecta a simetría, equilibrio, proporción y orden, pero también expresa una clara tendencia surrealista que se manifiesta en el uso de máscaras y algunos símbolos distintivos de las aves, como picos y alas. Las obras que componen Diacronías –término que se refiere al estudio de los acontecimientos sociales en diversas fases de la historia— pertenecen a la etapa más actual en la producción de Jorge Marín, y todas ellas forman parte de su colección personal. Su instalación en el espacio público, tiene como objetivo propiciar un diálogo con el espectador, quien al contemplar las esculturas podrá reformular sus conceptos en torno a ideas como inclusión, libertad e identidad. Con esta exposición regresan, luego de diez años, los bronces monumentales de Jorge Marín al espacio público de la Ciudad de México, sitio idóneo para el impacto de una obra que, por su naturaleza, invita a la reflexión.

 Para Jorge Marín, con más de 30 años de trayectoria artística, exponer en el espacio público permite que este “se transforme cada vez más en un gran foro para expresarse, para que todos los ciudadanos hagan valer su opinión, desde diferentes frentes: social, político, económico, cultural, etcétera. Eso habla de una sociedad más participativa, más consciente de la importancia de su criterio en la vida de México”. El hecho de que Diacronías se inaugure en un sitio con las características de La Mexicana, permite que se cumpla con mayor puntualidad el cometido del arte de Jorge Marín. Nos interesa, además, que la gente pueda ir y que pueda cambiar un poco su cotidianidad y tener un contacto mucho más cercano con el arte contemporáneo”.

Las obras que serán parte de la exposición serán las siguientes:

BALANZA II: Dos cuerpos masculinos con los brazos abiertos, uno frente al otro, se encaran mientras se equilibran sobre una estructura curva, con los brazos extendidos y palmas hacia abajo, las figuras desean rodear algo, un enigma.

Llama la atención también que esta pieza es la que tiene el color más oscuro del bronce, como parte de la identidad misteriosa de sus protagonistas. Nuevamente interviene el concepto de equilibrio y aunque las figuras humanas no tienen máscara, la expresión de ojos vacíos, la ausencia de una mirada aporta varios elementos para que nuestra imaginación despierte y trate de buscar respuestas.

Esta obra, además de ser un estudio del cuerpo y el equilibrio, es un análisis de la psique humana. Plásticamente vemos dos cuerpos en equilibrio sobre la orilla de un vaivén, sin embargo, en una segunda mirada, nos percatamos que los cuerpos representados son el mismo y, ambos, con el rostro enmascarado, anónimos. Entonces, la balanza se vuelve una metáfora en tres dimensiones: 

el equilibrio personal sólo es posible a través de una confrontación interna, un diálogo personal que recuerda a la máxima socrática: “conócete a ti mismo”.

SPLIT MONUMENTAL: Un cuerpo masculino, que dirige nuestra atención hacia sus piernas alineadas y extendidas en direcciones opuestas, esto nos hace pensar en la flexibilidad del cuerpo. También podemos observar que los brazos sostienen el cuerpo completo, sugiriéndonos la capacidad que tiene el ser humano para soportar la adversidad y como un símbolo de fortaleza.

BALSA TIERRA: Es la pieza más grande de la exposición, la figura alada en cuclillas, dirige esta balsa que emprende un viaje con destino definido, claro y específico. Las alas son parecidas a las velas de una embarcación, propulsadas por el viento para desplazarse por el agua, así podemos decir que cada uno zarpamos a mar abierto al momento de nacer, es aquí cuando comienza nuestro viaje por la vida, y tomamos la dirección de nuestro destino.

En esta obra podemos observar una tonalidad muy distinta en el bronce que gracias a los procesos químicos y la aceleración de la oxidación con las pátinas, da la impresión de antigüedad, pero a la vez el material se viste de una sensación orgánica, simulando la madera con sus rasgos rústicos, orificios, texturas rugosas que permiten una interpretación completa y nos quieren contar la historia del navegante.

TIERRA EN CUBO: Aquí observamos una figura humana con gorra de aviador, sobre un cuerpo geométrico que se sostiene meramente en una de sus vértices, sin embargo esta escultura destaca por sus cualidades táctiles, la unión de dos elementos con características muy diferentes entre sí.

En la parte superior encontramos lo tangible, orgánico y cerrado, mientras que en la parte inferior percibimos lo intangible, inorgánico y abierto. 

La figura humana aparece nuevamente con un rostro tranquilo, sin embargo la ausencia de mirada nos permite dar nosotros mismos una interpretación al pensamiento del protagonista. Su gorra de aviador envía un mensaje de libertad, de sueños, de sus intenciones de emprender un vuelo. 

Nuestra capacidad de asombro y las interrogantes, surgen al contemplar esta pieza, preguntándonos como se sostiene la figura humana en  vértice de un cubo vacío, que pareciera frágil, pero que es capaz de sostener todo el peso en una pequeña punta.  Equilibrio y fuerza se hacen presentes y nos invitan a reflexionar esos conceptos en nuestra vida diaria.

BERNARDO ORIENTAL: Una figura alada, que plácidamente descansa sobre una esfera. Su postura nos sugiere que es dueño de sí mismo, que sabe dominar sus impulsos, que actúa con serenidad y reflexión, sumado a ello el equilibrio del cuerpo nos genera estabilidad, tranquilidad y capacidad de meditación, estos elementos permiten alcanzar ecuanimidad, el espíritu, el cuerpo son la misma esencia por lo tanto es indivisible. 

Encontramos en esta pieza la unión de 3 elementos importantes que se presentan a lo largo de la exposición, el antifaz, el gorro de aviador y las alas, que en conjunto dotan de una fuerza al cuerpo. En espera de emprender el vuelo y perseguir la tan deseada libertad.

PRAMBANAM MONUMENTAL: Este cuerpo desmembrado con un acabado en tonalidad verdosa, y alude a la estética de la fragmentación en la historia del arte, la figura sugiere la posición de salida de una carrera, donde el peso de los atletas descansa en la rodilla y manos, aquí a pesar de que los brazos y pies están ausentes, la posición del cuerpo, nos hace pensar que se han superado los obstáculos y se ha alcanzado un determinado trayecto, encontramos en la textura y color de la obra, esa sensación de antigüedad, solemnidad, un semblante sereno, que a pesar de estar incompleto, intenta transmitir fuerza y tranquilidad al mismo tiempo.

La ausencia de extremidades, nos traslada nuevamente al estilo de la escultura de la antigua Grecia, dando especial atención a los detalles y finura de los rasgos musculares.

EQUILIBRISTA 90°: A diferencia de su nombre, este cuerpo forma un ángulo de 45°, alinea la gravedad del centro del cuerpo con el campo gravitacional del centro de la tierra, la esfera. Se trata del equilibrio físico con la fuerza fundamental de la naturaleza. El esfuerzo sostenido para lograrlo no solo aporta equilibrio físico, sino también a la conciencia, es decir al espíritu. Cuerpo y alma son esencias que no se pueden dividir según el modelo del ideal clásico de perfección.

Aparece también un elemento de incógnita a través del antifaz, con el que la figura nos hace pensar en lo desconocido, la intriga, el misterio que rodean muchas veces a nuestra propia vida. 

El maestro Jorge Marín nos invita a encontrar en esta pieza el equilibrio mismo de nuestra vida, buscar nuestras fortalezas y concentrarnos en ellas.